Algunos me consideran, internacionalmente, un embajador de la guitarra portuguesa. La verdad es que he tenido el privilegio de acompañar a algunos de los intérpretes más destacados del fado en Portugal. Y a pesar de haber viajado por todo el mundo, nunca he encontrado la luz que encuentro en Lisboa.
 

Considero que es esencial visitar una ciudad tan llena de historia, con gente tan acogedora y tantos lugares hermosos para visitar. Aquí admiro el encuentro de culturas que forman parte de la ciudad. En mi mundo destaco la valiosa contribución del Museo del Fado y de la Guitarra, para promover y reflejar la ampliación de la oferta cultural en la ciudad y para conocer mejor la historia y el arte en los que ocupo los días y las noches. Por encima de todo, pasear por Lisboa, escuchando el disco Guitarra Portuguesa, es una experiencia única que nadie debería perderse.

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