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Imagina una zona tranquila, rodeada de campos agrícolas verdeantes, con una reserva donde corren libremente los venados y los jabalíes; y donde un rey mandó levantar un convento para pagar una promesa sobre la fecundidad tardía de la reina consorte. ¿Confundido?
Aclara todas las dudas conociendo Mafra, una de las villas más antiguas de Portugal, destino de caza de la familia real portuguesa a lo largo de los siglos, donde el imponente y barroco Palacio Nacional, mandado construir por D. Juan V en el s. XVIII, marca el paisaje durante muchos kilómetros. La leyenda del convento merece ser conocida en persona; con el mar de Ericeira al fondo y una magia difícil de definir en el aire.
Es absolutamente inolvidable conocer el Palacio Nacional de Mafra, el sonido de sus carrillones, su Tapada (coto), y la increíble biblioteca, considerada una de las más bonitas del mundo.