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Ruta por la Naturaleza

A los más aventureros les va a encantar.


Un día, podremos no llegar a hacer la mar de programas que incluyan el mar propiamente dicho… (y valga la redundancia).

 

Sintra es un buen sitio para iniciar la investida. En la Serra de Sintra, cuya orla marítima constituye una zona de gran interés ecológico y cultural, la diversidad es notable. Praia Grande, Praia das Maças o Azenhas do Mar prometen satisfacer por completo a quien las visita — aunque sea por la grandeza del mar que, por norma, las caracteriza.

Un poco más en dirección a la costa litoral está Cascais, con su cordón de dunas y una de las playas más emblemáticas para la práctica de deportes a vela (o para quien simplemente aprecia una playa más salvaje — y más ventosa): Guincho.

Algo más al sur, continuamos persiguiendo al océano con niveles de exigencia cada vez más elevados, si no fuera porque la zona de Arrábida es de cortar la respiración.

Como una muralla verde a pique sobre el Atlántico, la Serra da Arrábida abriga pequeñas ensenadas de arena blanca casi desprovistas de olas, a pesar de encontrarse a las puertas del Océano.

Un recorrido que empiece en Portinho da Arrábida, empieza bien. Lugar perfecto para el submarinismo, revela una fauna y flora únicas. Para quien no quiere perder el paso cuando el tema es adquirir nuevos conocimientos, el Museu Oceanográfico, instalado en la Fortaleza de Santa Maria da Arrábida, promete responder a muchas cuestiones relacionadas con el mar y la sierra.

Nuestras investidas a algunas de las playas más bellas del país (y de Europa, como ya ha sido sobradamente reconocido) continúan en los Galápos, los Galapinhos y la escondida Praia dos Coelhos o da Figueirinha.

Frente a la zona oriental de Lisboa figura la bellísima Reserva Natural do Estuário do Tejo, cuya inmensidad le valió el alias de “Mar da Palha”. Es la zona húmeda más extensa del país y una de las diez más importantes de Europa. Este estatuto le fue atribuido para la protección de las aves acuáticas migratorias que por aquí pasan. En esas épocas, el Estuario llega a acoger más de 120.000 aves entre las que destacan las avocetas en grandes concentraciones, ya que aquí se puede encontrar más del 20% de la población de Europa occidental.

La belleza se mantiene al sur del puente sobre el Tajo. A destacar Paisagem Protegida da Arriba Fóssil da Costa da Caparica (PPAFCC) que se extiende a lo largo de la orla litoral, desde el aglomerado de la Costa da Caparica — cuya elección es difícil dado lo diversificado de su oferta — hasta la laguna de Albufeira.

Todavía más al sur, nos deparamos con el asombroso Estuário do Sado. La Reserva Natural do Estuário do Sado tiene otros atractivos: como es el caso de los delfines, que acompañan a quien navega en barco, o de las más de 250 especies que pueden ser avistadas en esa zona. Moinho de Maré da Mourisca es uno de los lugares privilegiados para estos avistamientos.

De los mares bravos de Sintra hasta el paraíso recogido de la zona de Arrábida, Lisboa ofrece innumerables playas y áreas marítimas que se acomodan a los deseos de los más exigentes amantes del elemento acuático. Bucear para creer.